En estos días, puede ser difícil ver la mano de Dios en eventos alrededor del mundo. Sin embargo, este problema no es nuevo para el pueblo de Dios. En el siglo VI a. C., la ciudad de Jerusalén y sus instituciones fueron destruidas y el pueblo fue llevado al exilio a Babilonia. El sentimiento ante cualquier desastre es de ansiedad y confusión.

En este estudio, el Dr. Raymond Brown examina la causa detrás de esta situación, ¿cómo podría haberse evitado y, quizás más importante, cómo lidiar en tiempos de crisis? Aquí consideraremos el propósito y la estructura del libro, dividido en cinco canciones. Como saben los estudiantes del Antiguo Testamento, el pueblo de Jerusalén no aceptó el mensaje de Jeremías y el pueblo rebelde de Dios trató miserablemente al profeta. Aun así, Jeremías lamenta profundamente las duras consecuencias de desobedecer la voluntad de Dios. Sin embargo, Dios no es vengativo y siempre está dispuesto a escuchar el clamor de su pueblo y responderle con misericordia y compasión.

Este libro del Antiguo Testamento es muy relevante para nuestros días, dada la devastación causada por el coronavirus. Dios siempre está dispuesto a ayudarnos. En tiempos de adversidad, siempre hay luz al final del túnel.